Las manos de mi Madre - Esther Solano
Las
manos de mi madre no son lindas,
sus
dedos deformados por la artritis,
sus
huellas borradas por el trabajo y la lejía.
Sin
embargo, son mágicas,
curan
heridas, crean maravillas.
De
sus dedos salió mi sombrero de bruja,
escaparon
mis alas de mariposa.
Las
manos de mi madre son poderosas,
Una
sola basta para alejar fantasmas.
Espantan
monstruos con una escoba,
como
si de una rata se tratara.
Sus
manos son incansables,
Transforman
comida en manjares.
Conjuran
el desorden y las telarañas.
Reparan
calcetines igual que corazones.
Cuando
su pulgar e índice
forman
la señal de la cruz,
la
imponen sobre mi frente,
me
protegen de todo mal.
Sobre
sus palmas se sostienen
el hogar y la familia,
su meñique, el mundo entero.
En
vendaval o tormenta,
sus
manos guían el timón,
arrían
las velas, reman.
Echan
anclas en el momento preciso.
Por
eso, y mucho más,
sus
manos no son lindas.
¡Son
portentosas, únicas, inigualables, bellísimas!
¡Son
las manos de mi madre!
Hermoso poema. Abrazo.
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