Lenguaje Universal - Esther Solano

 



No hay lenguaje más rico y profundo que el de los besos. Como todos los idiomas requiere práctica, se aprende beso a beso, quedando impreso en las memorias de la mente y del cuerpo, acumulamos matices, tonalidades, hasta que por fin somos capaces de comunicar los mensajes más sublimes.

 

¿Qué dice el beso de una madre sobre la frágil cabeza de su recién nacido? Expresa con claridad: ¡Bienvenido a esta vida de maravillas! !Bienvenido tú, que eres la maravilla más grande del universo! ¡El mundo, incluyendo mi corazón son tuyos!

 

El dulce beso dado, casi con descuido, antes bajar del automóvil para entrar al colegio, que discretamente dice “Qué tengas un buen día, aprende mucho, diviértete”. Un gesto rutinario, más, sin embargo, temporal: los años escolares pasan pronto.

 

Habrá besos apenas insinuados en los bordes de los labios. Besos soñados e imaginados. De ninguna manera comparados con los besos reales, que detonan una corriente eléctrica que recorre cada centímetro de piel.

 

Siento pena por aquellos que no hablan este idioma. Me asombra que haya hombres que celebran su cumpleaños número cincuenta en un salón del club industrial, con una centena de sus más íntimos amigos y, sin embargo, son ignorantes y ajenos al idioma de los besos. ¿no han tenido nunca que comunicar aquello que sólo un beso profundo y apasionado dice? Mal hablan ese idioma desde su podio, desde su perpetua superioridad y eterno business focus.  Balbucean, apenas, besos monosílabos, que esconden una verdad a medias.

 

Detrás de su poker face inmutable para negociar un trato multimillonario, han mantenido aislada la piel del corazón. Besos superficiales como sus relaciones. Besos producidos en serie considerando economía de materiales, sin invertir más sentimiento que el mínimo necesario: besos sin alma. Sólo lo necesario para lograr el retorno de la inversión a corto plazo. Placeres fugaces.

 

Pobres de ellos que yacerán en su ataúd de acero, ignorando que el cielo estaba en la tierra. Que abrió sus puertas, humano y etéreo, mortal y trascendente, en la fragilidad de un momento brevísimo, pero al mismo tiempo, infinito.

 

Partirán sin saber que existen besos húmedos, besos profundos, besos inapropiados, besos intempestivos, besos mágicos, besos creadores.

 

Besos que son génesis y apocalipsis, alfa y omega, principio y fin de la vida.

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