El taller de Rosita - Nathán Grinberg-Zylberbaum
El Taller de Rosita
no es como
cualquier taller,
es un taller sui
generis.
Se trata de un taller
formado por varias
mujeres y un
hombre.
Ya en tercero de
prepa
me tocó ser el
único
hombre de la clase.
Esto es un gran
privilegio, un
premio,
un regalo.
Estas mujeres
obsequian alegría,
contagian su
hermosura,
que se le pega a
uno
como el polen a la abeja,
con el fin de esparcir
sus bellezas
a donde quiera que
vayan
y todo por haber
sido salpicadas
por el taller de
Rosita.
Si en algo se
distingue
este taller es que la
maestra es
generosa, benévola y
dadivosa.
No se guarda nada,
no oculta nada, es
auténtica
y transmite a los
alumnos
esa bonhomía.
Si has pasado por
el taller de Rosita
no podrás lavarte
el hechizo
ni con lejía ni vinagre
porque está
impregnado en tu
piel y en tu carne
el fruto de este
mágico taller.
Las mujeres del
taller de Rosita
son unas lumbreras,
que, así
como lo menciono,
iluminan, alumbran,
deslumbran
con sus talentos
geniales,
que lo hacen sentir
a
uno pequeñito al
ver
lo enormes que son sus
escritos,
Tanto los
improvisados
como los preparados
en casa;
uno superior a
otro,
no hay manera de
escoger el mejor,
todos tienen luz de
chaquiras
chispeantes y diamantinas
que relucen y yacen
en sus corazones.
Así que, aparte de aprender
a escribir
en este taller,
también se aprende a respetar,
a admirar, a creer
en el otro, en la otra
y agradecer estar en
ese momento y en ese lugar.
Escuché a un necio decir
que este taller
es autocomplaciente.
Me enfurecí, y me
asusté pero
no tardé en darme cuenta
de lo errado,
de su envidia y,
sin temor a equivocarme,
afirmo que el de
Rosita, es un taller
lleno de
generosidad, acompañamiento,
alegría y, por
supuesto, aprendizaje.
Y aquel que
sostiene que con sangre la letra entra,
que se regrese a la
España de Franco
y se quede ahí,
porque no ha comprendido nada.
El rosal que forma
el taller de Rosita es de
un rojo intenso que
emana un perfume embriagante
que lo llena todo, todo
el espacio, en donde transcurre.
Rosita, nunca nos
dejes,
te queremos, te
necesitamos,
nos urges, eres
indispensable,
absolutamente.
Gracias por tu
taller
y gracias por
ser tú.
Y a las mujeres que
embellecen este
rosal,
gracias mil.
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