YO SIN MÍ - Esther Solano
Mira su vida desde lejos, como una espectadora, como una toma panorámica hecha desde un dron; la imagen es nítida y hermosa, en ella los sujetos no son más que diminutas y coloridas manchas que matizan el paisaje. Aromas y sonidos quedan fuera, los cuadros son representaciones planas en dos dimensiones listas para ser incluidas en un catálogo bajo el rubro de perfección.
Ella camina, maneja, va de compras, llega puntual a la oficina, contesta correos, hace presentaciones, resuelve con precisión dudas de clientes, es funcional como un androide automatizado. Nada falta en la despensa, ningún pago se hace con retraso. La casa está limpia, los autos en el garaje mientras en el jardín crece el pasto.
Todo sucede sin que tenga que participar mayormente, el hogar como una máquina bien aceitada, como un avión en piloto automático.
Ella es un maniquí que cocina lo que al otro le gustaría, sugiere la película que el otro vería con agrado, de su boca salen las palabras que el otro querría escuchar. Al aniquilar el conflicto, se extinguió la pasión.
Como un cascarón cuyo contenido ha sido desocupado. Hueca, vacía, seca, la nada se difundió como una mancha de tinta desde el corazón a los pies, del corazón hasta la punta de los largos cabellos.
El segundo habitante de la casa podría darse cuenta fácilmente, bastaría con cruzar la mirada vacía debajo de las pestañas rizadas, sin embargo los ojos de él rara vez se despegan de la pantalla del celular y ese encuentro no sucede. El truco para descubrir la ausencia sería el tener una interacción más allá de las secuencias de respuestas automatizadas en el complejo programa “mujer-esposa-profesionista” que la mueve.
Si no está en casa ¿dónde está? En realidad, si se busca bien, ella se encuentra muy adentro, se ha recluido en el único espacio que la nada no ocupó, en su mano derecha, al interior de un pequeño puño, resguardada, su alma se transforma, transcurre una metamorfosis, se prepara para luchar por llenar de nuevo ese cascarón, retomar su cuerpo y llenar su mirada de luz. Se gestará hasta que sea inevitable abrir sus alas, volar, remontarse sobre esa casa que alguna vez fue llamada hogar.
Mientras se eleve por los cielos, mientras surque el aire: pensará, susurrará y finalmente gritará a voz en cuello: “Nunca más, yo sin mí”.
Nota: “Yo sin mí” es el título de un guion original escrito por Concha León Portilla.
Esther Solano: Nacida hace más de 4 décadas en el Distrito Federal, hoy CDMX donde vive. Esther es Ingeniera Química y madre de dos adolescentes.
Comentarios
Publicar un comentario