Meditación - Alicia García Castelazo

 

Paisaje por Aliria Morales

En el silencio conventual de mi retiro,

gozo de la belleza de un bosque que me invita a meditar.

Amanece, oigo a mi amigo el mirlo entonar su bella melodía,

El gorjeo de polluelos, el lejano ladrido de un perro.

 

Abro la ventana y frente a mí,

me saluda el liquidámbar, con sus hojas como manos,

agitadas por el viento.

Salgo, me recargo en el barandal de madera,

todavía el fresco aire del amanecer me envuelve.

 

Tristemente,

 una parte del bosque de Zempoala se incendió.

Todavía huele a humo.

La cabaña está rodeada de encinos, oyameles, cedros,

platanus, ahuehuetes,

que fueron sembrados por mi esposo y

 mis hijos junto con sus amigos.

 

Hoy son unos gigantes que me observan

 y comparten conmigo su belleza.

Me invitan a meditar. Rastrojos de recuerdos

que brotan en mi memoria atropelladamente,

sin orden ni concierto, me acompañan todo el día.

 

En el silencio conventual de mi retiro.

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