Biblioteca Itinerante - Esther Solano

 



Había una vez, hace mucho, mucho tiempo en el Lejano Oriente un poderoso visir quien en sus jornadas a través del desierto llevaba consigo su biblioteca a lomo de cuatrocientos camellos. He de confesar, que cuando viajo, a mí también me gustaría llevar conmigo mi propio y personal acervo, pero al estilo de Cri-Cri, con los libros bajo el brazo del reino animal.

Caminaría a mi lado una tigresa, encargada de los textos escritos con valentía por mujeres bravas, de voces claras, sin miedo, altivas como su felina guardiana.

Una tortuga sería responsable de los libros que han de leerse con calma, de a poco, sin apresurarse.

Una jirafa portaría los ejemplares que amplían el horizonte del lector, que lo elevan por encima de su propia y limitada existencia.

Una ballena guardaría en su vientre los tomos que se adentran en las profundidades, que exploran temas a fondo, incluso hasta que sentimos la presión del agua sobre nuestras cabezas y corazón.

Un águila con sus garras cargaría historias divinas, que demuestran que hombres y mujeres somos capaces de rozar el infinito con las yemas de los dedos como el intrépido Ícaro.

Un perro en un atado, los relatos que te acompañan fielmente por meses, años. Aquellos que de tanto releerlos se vuelven parte de tu propio clan.

Una mariposa, entre sus coloridas alas transportaría poesía breve, esa que revolotea alegrando el alma, capaz de capturar la belleza del universo mismo en un par de líneas.

Una hermosa gata, completamente negra, de ojos amarillos, llevaría las historias que hablan de los caminos de la piel y los sentidos.

Un mono, historias sencillas y alegres que hacen reír y hacen falta en las tardes que amenaza lluvia.

Un alebrije trasladaría las historias del Mictlán, un pegaso la mitología griega, un pájaro azul los cuentos de hadas, las fábulas, la fantasía infantil.

Quizás un murciélago acarree historias de seres de la noche, fantasmas, licántropos y vampiros.

Así iría donde deba ir: norte o sur, hacia el ocaso o hacia el amanecer. Siempre acompañada por las letras indispensables, gracias a ese séquito policromático, inclusivo, poderoso, desordenado e indomable, mi propia y personal, biblioteca itinerante.

Comentarios

  1. Todo un placer leerte, una seleccion de animales cual libros comparten la vida

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, afortunadamente tenemos compañía en este camino.

      Borrar

Publicar un comentario

Entradas populares