¿Un paseo en pandemia? - Marichoni
Marzo
2020:
Noticia de última hora:
Nadie salga de casa, hay un enemigo que se pasea
por las calles y es imposible convivir con él. Se nos pide mantener sana
distancia, nada de cines, nada de visitas, nada de viajes, nada de compras
¿Por qué será?
Y ¿la comida? ¿Cómo haremos para tenerla?
Habrá que salir para ir al supermercado o a algún lugar para traer lo
necesario…
Yupi. Buen pretexto para abrir la
puerta y lograr un hermoso paseo, aunque sea entre naranjas y jitomates, papas
y calabazas.
Sí, un paseo en pandemia, la única
alternativa posible, ir al mercado o a ese tianguis colocado en la calle, herencia
de las grandiosas culturas mesoamericanas. Es la única salida posible.
Marzo
2021: El enemigo sigue en posesión de las calles, y nosotros sin poder salir de
casa.
A un
año del encierro, puedo reconocer que mi única salida, mi paseo dominical entre
los puestos me ha permitido descubrir la verdadera belleza que ofrecen
esos lugares con mercancías perfectamente clasificadas y colocadas por
escalones: los primeros que encuentro, el de los cítricos, naranjas y
mandarinas sin que falten las toronjas, 6 por $50 y una de más para usted. Un
colorido de la gama que ofrecen las tonalidades del sol en sus diferentes
momentos, del rosa al naranja hasta llegar al amarillo.
El
de las verduras, con esos tonos del color que indica su nombre, los verdes,
desde el muy fuerte de los chiles poblanos, que esperan cómo serán rellenados
con algún otro ingrediente que hay que traer del mercado, hasta el verde de los
limones y los tomates, las lechugas, los aguacates y las espinacas. Todas ellas
hablando de ese color que da vida.
Sigo mi recorrido y encuentro el puesto de
las flores en el que se encuentran infinidad de colores, desde el blanco de las
margaritas y rosas, los alcatraces y nubes hasta el café y amarillo de los
bellos girasoles, todos los colores del arco iris en las violetas y
pensamientos, en las hortensias y las astromelias, tan solo con mirarlas es
suficiente para sentir la alegría de percibir su perfume y olvidar la penumbra
en que nos hundió la pandemia.
Caminando, caminando, encuentro el puesto
de las semillas: nueces, almendras, pistaches y piñones; ¿Qué quiere
güerita? ¿Le pongo un poco de todas?
El de carnes y pescados,
todo lo que pueda ser imaginado e imaginable. Los quesos con los que se puede
hacer un recorrido por toda la República: el de Oaxaca para deshebrarlo, el de Chihuahua
hecho en tela, y en aro el de Aguascalientes, pero si Usted quiere, también le
consigo el parmesano, el holandés o el suizo con agujeros, ese que nombran
Gruyere. Aquí hay de todo el mundo, que valga la pena el paseo.
El puesto de los juguetes y los aretes, las
películas y la música de todos los tiempos. Si no la tengo, se la consigo,
deme si acaso 10 minutos.
Los muebles y el
maquillaje, todo lo que se necesita para estar rimbombante.
Guapa, ¿qué le hace falta? Aquí estoy con
los mejores precios de todo el mercado, y de paso, le doy su pilón para la
cocinera.
Y qué decir del que lleva toda una librería
ambulante ¡lléveselo, lo lee y luego me lo trae! ¿Cuál le interesa? Tengo la
última novela, revise, si no lo encuentra, apunte y se lo consigo.
¡Qué gozo recorrer esos
pasillos en los que recibo, además de la amabilidad de los vendedores, una
serie de productos de la tierra! cuánto trabajo hay detrás de este tianguis que
se ha convertido en mi único paseo en esta pandemia.
Sí, me encerró el enemigo, no pude salir de
paseo, pero se me abrió el corazón para descubrir el valor que hay detrás de
cada puesto y en la vida de cada mercader que me ofrece, con toda generosidad,
el fruto de su trabajo.
Me encanta la oportunidad de poder dar un
paseo semanal por un tianguis mexicano, a pesar de que me encuentro encerrada,
pero como tengo que seguir consumiendo alimentos, no me queda más que aceptar
que sólo puedo hacer Un Paseo en Tiempos de Pandemia.
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