Lo más importante - Alirira Morales

 


Al Dr. Jacobo Verbitzky Borkow, Hijo de Flora

Con amor.


¿Qué es lo más importante en la vida? Preguntaron. Después de un largo silencio afirmé: “La vida misma”.

De niña cuestioné todo lo que no entendía, surgieron en mí, todas las preguntas, todos los porqués. “¿Dónde está Dios?” fue una de las primeras preguntas.

Años después una amiga originaria de Costa Rica, quien era catedrática de la universidad de las Artes, me dijo: “En la vida no podrás tener todo, se tú y vive por lo que amas”.

Cuando me quemé, el Médico que me atendió, el Dr. Jacobo Verbitzky, hoy mi esposo, me dio permiso de pintar. Entonces era muy joven, ingenua e ignorante. Ese permiso me dio todo el poder en la vida. Comprendí que era yo misma quien tendría que decidir la importancia de las cosas.

Lo que más quería era el amor, pero nunca supe donde lo vendían.    

Más tarde lo más importante fue acabar mi casa, he trabajado mucho para lograrlo y aún no la termino. Esta casa tendría todo eso que yo anhelaba, para sostenerla firme, fuerte, valiente.

La quería de adobe y hierba seca, con muchos espacios blancos. Quería cuatro recámaras. Una gran cocina, para comer juntos todos los domingos, como cuando eran pequeños. Un estudio y una galería para ver mi obra. Una celda de dos por dos, para meditar y orar por la paz del mundo. Quería una magnolia, son tan hermosas. Un altar, para que nunca mueran los que tanto amé. Un espacio para escribir. Deseaba la poesía.

Quería un altar para la Virgen Guadalupe, una fuente para soñar, muebles tejidos de Michoacán, molcajetes, cazuelas y su olor a México. Anhelaba una vajilla de talavera y otra de barro. Y quería el corazón de Jacobo, que tanto he amado.

Sin darme cuenta, creía que todo eso, era necesario para sostener mi vida. Estos últimos días Jacobo dice a todas horas, “Aly, hoy no te he dicho ¡cuánto te amo!”.

Hoy solo quiero: un corazón, una mesa, una silla, un cuaderno y una pluma.

Sólo eso. Y un poco de tiempo, para caminar y sentir la vida con él.  

Sólo eso.

 

Otoño, 2018 

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