Un año sabático - Paula Pilar Picón

 


Ayer empecé una meditación nueva, un curso nuevo. Me costó bastante seguirla. Por lo general me pasa siempre que inicio una diferente, ya que la posición o el tipo de respiración cambia y cuesta encontrarle el ritmo. En este caso hay que repetir un mantra al inhalar y exhalar y esto me lo dificulta un poco más, la concentración debe ser mayor. Noto que estoy distraída, hace una semana que no me dedicaba estos 15 minutos. Mis rutinas de la mañana mudaron, sigo levantándome temprano pero ahora para trabajar. Arranco 6 o 7 am, conferencia tras conferencia y se me acaba el día. Una locura, lo sé. Algo no está bien con este ritmo. Pero aún no se como cambiarlo.

Hoy, meditando, imaginé como sería mi retiro de este trabajo. Me sentí liberada. Pensé en que quisiera ser, si tuviera tiempo para vivir fuera de aquí. La respuesta enseguida llega a mi mente: viajar. Me tomaría ese año sabático con el que sueño hace años y volvería al lugar dónde comenzó ese deseo: Arraial de Ajuda. A esa playa de Brasil, fui con dos amigas hace más de 12 años. En ese momento no existía el correo en el teléfono ni la computadora portátil. Eran vacaciones de verdad. Las preocupaciones no eran tantas. La situación económica no me abrumaba. No tenía familia que mantener, era soltera. Me divertía.

Allí conocimos a un grupo de israelitas que nos contaron que estaban en su año sabático fuera de su país, después de haber estado en el ejército. Todos allá, hombres y mujeres, pasan por esa obligación unos años y luego el estado les paga para que recorran el mundo. No es nada lindo pasar por eso, sus marcas en el cuerpo demostraban que eran duro. Por eso la recompensa era grande.  

Hoy me siento así, al frente de batalla. Aguantando. Un tiempo más. Para lograr mi recompensa. Me esfuerzo, trabajo 12 o hasta 14 horas al día. Estoy poniendo todo de mi en este proyecto. Pero estoy cansada. Veo claramente, quiero salir viva de aquí y regalarme ese año viajando. Voy a recorrer todas las playas de Brasil, comenzando porque aquí estoy. Empiezo por la zona de Rio Grande do Norte: Natal, Recife Maceió. Voy bajando a Salvador de Bahía, Praia do forte, Arraial, Porto Seguro, Sauipe…. Y tantas otras hasta llegar a Rio de Janeiro, Litoral norte, y bajo hasta el sur. Me cruzo a Uruguay y sigo por la costa hasta cansarme de playas e ingresar al norte de mi país. Conocer esos paisajes que aún no visité de Salta, Jujuy, la Quebrada de Humahuaca, el tren de las nubes….

Esta vez no estoy sola, voy con mi hijo. Quiero enseñarle que la vida es linda y hay recompensas después del esfuerzo. Siento miedo de una decisión así. ¿Y qué voy a hacer luego? Buscaré otro trabajo. Quiero no pensar y aprendemos de las diferentes culturas que voy conociendo. Probar platos regionales y luego aprender a cocinarlos. Ver mercados, comprar artesanías y ¿por qué no? Hacer las mías. Llevo años viajando y conociendo, pero siempre tengo que volver rápido. Esta vez quiero ver sin prisa.

Vamos de regreso a casa, a la Patagonia Argentina. Por fin, llegó mi año sabático de aprender y crecer. Y regresar más fuerte y con nuevas ideas para emprender.

Comentarios

Entradas populares