PINTURA FRESCA - Esther Solano

Para mí el aislamiento empezó el dieciséis de marzo, es decir hace más de ciento cincuenta días (y contando). Yo era una de esas personas que pasaban mucho tiempo fuera de casa, de lunes a viernes en las largas jornadas de trabajo, además de frecuentes viajes. Los fines de semana también estaban plagados de actividades en el exterior: el partido de futbol, el cine, un paseo por el centro comercial, además de eventos escolares, religiosos y familiares. En realidad, eran contadas las horas en que me encontraba en mi domicilio cada semana.

El confinamiento ha sido una oportunidad de reencuentro con el espacio definido por los muros del departamento. Claro que ciento veinte días después, me encontré aburrida de mirar los mismos muros, entonces sucedió la magia, me apropié de ellos, recordé que nada es inmutable, ni las piedras.

Ya no podía seguir viendo ese muro marrón, ni las manchas del tiempo sobre el muro blanco. Busqué un cómplice y lo encontré en mi hijo menor, creo firmemente que la alegría se multiplica cuando se comparte. En asamblea, proyectamos y decidimos los primeros candidatos, elegimos y compramos las pinturas: azul celeste, azul profundo (como el del museo de Frida) y blanco, así como los implementos: brochas y rodillos.

Empezamos y no hemos parado, con cada brochazo nuestra vivienda es un poco más nuestro hogar.

El color no ha respetado la frontera impuesta, ni se restringe al interior, la semana pasada el muro azul se extendió al balcón como un regalo para las plantas que pacientes me han acompañado en juntas, revisiones del plan de negocios y reuniones.

El olor de la pintura me es grato, huele a renovación y trabajo en equipo, me recuerda momentos felices de mi infancia, cuando con la tribu entera – mis padres, mis primos, mi hermana y yo – pintábamos los muros recién construida, cantando con regocijo y una vez terminada la jornada, como premio, íbamos a la tienda por golosinas para todos.

Otros muros, otros tiempos, sin embargo, la pintura fresca me significa esperanza y hoy en medio de esta pandemia se respira en casa, mi casa.