PERO NO FUE ASÍ - Marichoni


      Era la Noche Vieja de 2019, en un rato cambiaríamos de década y un número mágico doble, 20, 20. Empezaría el 2020

    El cielo despedía la luz del día para dar paso al amanecer de un nuevo año, con mil expectativas.

      Corrieron los dos primeros meses sin mayores sobresaltos, las noticias sugerían problemas de salud en el Oriente Lejano, está tan lejano que es sólo de ellos, pero no fue así.

     Seguía la inspiración mágica de los números, auguraba novedades no tan diferentes a lo acostumbrado en otros años, pero no fue así.

      Las noticias de aquella población cercana a la Gran Muralla, una de las maravillas de la obra humana, se hacían más cercanas, más alcanzables porque ya estaban en la Europa de mis ancestros. El mal ya no le pertenecía nada más al pueblo de los ojos rasgados, había llegado a instalarse entre los muros del acueducto de Segovia y sus alrededores, allá por Castilla, la tierra de aquel bisabuelo de ojos azules, llamado Manuel y del gran caballero Don Quijote de la Mancha, también de la gran Teresa, la de Ávila. De todos modos, no llega hasta aquí, en medio está el océano, pero no fue así, su fuerza le daba para cruzar el mar y cuanto se le pusiera delante.

     Y el mal llegó y encerró a los habitantes de la tierra de los antiguos mexicas, de los mixtecos, de los mayas. - Guardemos distancia unos días, después saldremos seguros, pero no fue así. Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses en un quién sabe.

        La familia estaba lejos y en espera de esa visita programada, pero no fue así, no se podían cruzar las fronteras y no se pudo dar el encuentro.

     En el trabajo había planes para despedir el curso que se suponían inéditos, ofrecerían belleza y sabiduría como resultado de tanto esfuerzo, pero no fue así. Todo quedó inconcluso, cambiaron los recursos y, por ende, los resultados.

     Las amigas interrumpieron sus momentos de encuentro, había proyecto de trabajo en conjunto, de fiestas, de comidas y divertida jugada, pero no fue así. Cada una tuvo que quedarse encerrada en su casa.

      Sí, al inicio del año se esperaba que la magia blanca de los números trajera eso que reparten las hadas: alegría, compañía, dones y felicidad, pero no fue así.

        Se cambiaron las reuniones y el poder estar juntos por soledades obligadas, por sueños de compañía que cimbraban el corazón, porque no podía ser así.

        Pero como el corazón es el único capaz de transformar el rumbo de la vida, los anhelos de alegría, de presencia, de encuentros acostumbrados, cambiaron porque ya no podían ser así, se encontraron nuevos caminos, inexplorados antaño, que trajeron otras formas de expresar un te quiero y un te necesito, de reconocer que nuestra humanidad es una con el resto, independientemente del color de la tez, de la forma de los ojos o de la región donde se asienta.

      Si, ese mal cruzó continentes creyendo destruir la esencia del ser humano. Pero este ser humano siempre ha tenido la capacidad de responder ante lo inesperado, lo inevitable y lo confuso y transformarlo en regalo para los que ama, en cariño, en encuentro, en presencia, en cercanía, aun estando lejos.

        Sí, el mal se creía omnipotente y destructivo, pero no fue ni será así.                                        


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