ME DOY CUENTA QUE... - Alicia Ayala


Me doy cuenta que desde que estoy conmigo misma, en esta pandemia, es tal la aglomeración de sentimientos, pensamientos y acciones, que mi ser asemeja un circo, no con tres pistas sino con muchas más, en las cuales me presento incluso varias veces en un mismo día.
El encierro me ha habilitado para abrir nuevas pistas, que desconocía en mi.
Ahora soy: trapecista, instalada en el trapecio, la cuarentena, inicio con balance lento; de un cuarto a otro, de una semana a otra, de un día entender y otro sin saber que pasa, mi balanceo va tomando dificultad creciente, ante el aumento del confinamiento; acróbata, tratando de mantener el equilibrio en cada paso, para no caer, caer significaría, sucumbir ante mi miedo antes de que esto termine; caer significaría también lastimarme o lastimar a los otros;
domadora, de mi impaciencia, desesperación y cansancio, ante una demanda constante de mí, ya antes superada; malabarista, con varias pelotas  al aire y en movimiento, tales como, economía,  salud, alimentación, limpieza, home office,  y además mantenerlas en equilibrio ¡uufff ¡ y  cuando mi función es de payaso,  propicio la risa ante la incertidumbre y el estrés, minimizar la tragedia es muy liberador, haciéndola en ratos comedia.
El pago por entrar a esta función todavía no lo sabemos, intuyo que será alto el costo y en lugar de descuento familiar hay un incremento familiar. No hay espectadores ni invitados especiales, los que estamos podemos reír pero sin disfrutar  la sonrisa del otro, por el   cubrebocas que la oculta, aunque está puesto para no contagiar a los otros; en los circos de lo que se trata de contagiarse de alegría pero éste es la excepción.
Bueno, toda función tiene un principio y fin y ésta ya está por terminar o ¿será que apenas es la primera parte de la función?

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