INTERVENCIÓN EN LA AGENDA CHINA - María Cristina Fuentes Zurita



Ciudad de México, 4 de mayo del 2020

Hoy me levanté con la idea de iniciar una cuarentena de limpieza de objetos llenos de polvo, por la acumulación de recuerdos viejos repartidos en mi casa. Empecé por la biblioteca, y tomé de los estantes una viejísima agenda china forrada de tela roja, tejida de pagodas, arboles floridos, y ya desvencijada. En la parte inferior, casi en la esquina derecha de la primera hoja, me encontré la frase que sigue,
“no es suficiente con captar lo cotidiano, hace falta aún, para verdaderamente conocerlo, querer transformarlo”.
                  Cuando ahora leí la anotación de esta nota del intelectual Henry Lefevre, del 19 de diciembre de 1982, que apareció en el periódico Le Monde Dimanche, pensé que en aquel momento realmente no comprendía por qué se sugería transformar la vida cotidiana, solo sabía que podría dar paz…creo la buscaba…y atraparla también como si fuera un objeto, una fotografía.
                  Lo que quería era agarrarme de ella, pues el tiempo volaba y mi experiencia habitaba entre dos mundos. Para mi, en ese entonces, el tiempo estaba hecho de sensaciones, de cambios de luz y sombras que se transformaban en imágenes diversas durante todo el día,  que pasaba encerrada en una biblioteca, y tal vez por eso me encantaban los pintores impresionistas. Pintaban sensaciones. No entendía a los que deconstruían el movimiento…como los integrantes del cubismo…sí que me asombraban…e intentaba comprender el flujo de sus signos…en movimiento.
                  En este tiempo del coronavirus Covid 19, de la vida cotidiana en el encierro, enfrenté otro momento entre- mundos, y esta me ha mostrado su poder; las rutinas la van construyendo, momento a momento, y si que calman, más si son decididas y dirigidas por el cuidado. Bajan la angustia, y empiezas pensando con el cuerpo presente. Pausas la agitación del afuera, paras y empiezas a estar bien, si se convierten en casi hábitos que te permiten no divagar; sobre todo si se ha roto tu cotidianidad en la vida urbana y la del trabajo.
                  Apareció así el valioso cuidado doméstico en mi vida, cocinar y picar ajos y cebollas, es como meditar, decía una amiga. El cuerpo se ocupa, lo habitas y si además intencionas tus acciones, las piensas y las diriges con toques de creatividad y de armonía casi universal o mejor dicho cósmica, o al menos por la comunidad con la que estas, hasta resultan placenteras. Te sientes deudora o con la responsabilidad compartida de algo en común: la vida juntos aunque estemos lejos de alcanzarla.
Parte II
Pero si se te imponen desde una normalidad demasiado interiorizada por una socialización ya naturalizada, molesta; porque son reglas inoperantes, o injustas, generan conflicto. Sobre todo si tu no las decides y más aún si no sabes cómo comunicar tu sentimiento y negociar.
                  Tal vez con el “fuera del tiempo” al que obligó este coronavirus, se da  un movimiento interior y exterior medio traumático que lleva a pensar sobre el despoblado de los propósitos en común, más si persisten los malos modos. Respeto a los que se quedaron a cuidarse juntos, aunque a veces se quieran tirar por la azotea, escribió un amigo.
                  Pero, yo no dejo de ver que ha aumentado la violencia de género contra las mujeres durante este encierro y no logro entender muy bien el por qué. Pienso, ayudada de esta vieja frase de Henry Lefevre, que las mujeres y hombres quieran cambiar la vida cotidiana; la división sexual del trabajo dentro de los espacios de las familias, por un modelo mas armonioso, siempre y cuando se conozca, se viva esa cotidianidad.
                  Deseo todos hayan comprendido se pueden traer recursos a la casa y hacerse cargo de las labores domésticas y del cuidado de si y los otros, independientemente del sexo y del género; y así transformen la vida cotidiana. Parece que estas labores, como siempre, recaen bastante en las mujeres…sacrificadas, y con los hombres,  al ser  o pensarlos como si fueran los únicos proveedores económicos, se ayuda a que actuamos de manera desigual y sin derechos, o al contrario, con la idea de  imponerse por costumbre y no respetar.
                  En esto estriba una de las violencias del patriarcado en el capitalismo, y hasta del socialismo...nada como decidir y resistir, en común acuerdo. Deseo se cambien rápido viejas creencias, ahorita, ya no hay tiempo, y crezcan nuevas ideas de apoyo y reciprocidad, acciones colectivas como semillas.
                  Para encontrar la coherencia entre el corazón y el cerebro, hay que reprogramar los hábitos creativamente; con la buena nueva que ya se realizan muchos performances diferentes, todo mundo cocina, lava trastes, barren y lavan, sobre todo los jóvenes millenials, de manera mas consciente y con la energía vital puesta en el cuidado y el gozo. Acciones que van logrando legitimidad.
                  A mi, en esta cuarentena, me ha ayudado a dar el giro en el tema de los cuidados,  la música, el dibujo automático, la meditación, la poesía, practicar yoga, y el miedo que infunde responsabilidad, también.
                  He incorporado el cuidado del entorno, convivo con vecinos, aunque les de algo de sorpresa, ya que siempre corría y no estaba. Y también observo con cuidado a la mosca, una sola y una araña, les pido se vayan, les abro el camino por las ventanas y voy cuidando el gesto, el manotazo, pensando que soy parte de la naturaleza.
                  Ahora estoy en el cuidado de la producción de los gestos, sus intensidades, y ritmos… para que se sintonicen de manera amable, pues pienso se tendrán que vaciar los cuerpos de las emociones que no ayudan… como el miedo atroz, la imposición, la banalidad, y tal vez así logremos analizar, administrar de manera respetuosa nuestros movimientos, nuestra potencia, creando acciones con el acento puesto en el valor de la vida...con corazón. Sin duda, 
“no es suficiente con captar, atrapar, lo cotidiano, hace falta aún, conocerlo, para verdaderamente querer transformarlo”.
                  Solo si nos re-conocemos como artesanos, hacedores de vida, sabremos… lo que ya no servirá en “la nueva normalidad”, o solo nos repetiremos, con todo y sus molestias fatales, si es que no lo transformamos antes.

Comentarios

  1. Cristina es siempre innovadora, invita a pensar en la vida y sus situaciones de otra manera. Aquí nos comparte sus sentires y sus experimentos-vivencias con la vida cotidiana. Nos invita a transformarla como lo está haciendo ella.
    ¡Me encanta su propuesta!

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