ALEGORÍA SIN IGUAL - Aliria Morales

____ Le pido que no me vuelva a mandar recados para cobrarme la colegiatura de mis hijos, el menor ya no quería venir a la escuela, pero se lo digo, no se van a salir de esta escuela hasta acabar la preparatoria.  Le pido se cobre con estos tres cuadros por favor.
El director me preguntó.- ¿va a pagar con estos tres cuadros un mes de colegiaturas de los tres?.
____ No, son tres meses de los tres.
El director guardó silencio para después continuar diciendo: - ¡pero no cobramos con cuadros!. Yo tampoco le daría mi obra si tuviera dinero maestro.
Con lágrimas en los ojos le dije. “¿Sabe? Yo no sé inglés y mis hijos tienen que aprenderlo. ¡¿Me explico?!”. -Sí creo que si se explica. Muy bien, solo por esta vez-.
Yo le expresé mi agradecimiento.
Los cuadros eran de mi primera época, paisajes impresionistas, y uno muy especial con banderas; una fiesta mexicana, luces, reguiletes, confeti, serpentinas, vida, fuerza, el expresionismo total, el color de mi México.  El tomó un paisaje y dijo: “los otros serán para mis socios”.
____ ¡No! Dije yo, quédese con el de las banderas, es el mejor.
____ Lo tomó algo incrédulo y dijo asombrado: “Bueno, siendo así me quedo con el de las banderas”-.
Estoy segura que le caí bien, me vió tan decidida, tan valiente.
Ahora, al Centro Médico, ya no sé a quién pedirle más sangre y plaquetas. En hematología nadie sabe el nombre de los pacientes, te van conociendo por el tipo de sangre de tu familiar y todos los interesados se mueven para conseguirla. Un señor joven de origen judío dijo:- Tengo un donador A negativo para mañana, y necesito un donador A positivo para hoy me urge, mi esposa está grave.
Soy A positiva -dije yo- y no he desayunado. -Di las plaquetas para asegurar las que mi esposo necesitaba al día siguiente.-
            En esos días, con mucha emoción recibí la noticia de que mi obra había sido seleccionada para salir en septiembre en la revista Selecciones de Riders Digest. Sentada imaginaba el momento cuando viera la revista exhibida en el puesto de periódicos. La revista diría así: “Alegoría sin igual de la pintora Aliria Morales, colección particular del Instituto Bilingüe Rudyard Kipling”. No podía faltar ninguna palabra  de esa leyenda. Mientras, ahí, en el Centro Médico, mi esposo se debatía entre la vida y la muerte.
            Llegó la fecha esperada: septiembre de 1996. Me sentía triste, me daba cuenta que la vida es efímera y escribía esto. “México, te amo porque eres parte del río sin orillas de la vida, soy hermana de las aves, las plantas y los virus, navego y me renuevo en la muerte constante, la que al transformarlo todo, va creando y recreando mi áspero barro”.
            Ese día sólo contaba con cincuenta pesos; compré dos revistas, una para el director y otra para mí. Ahí estaban en el puesto de periódicos, las fui volteando una por una, para que se viera mi obra en la contraportada. Después tome el camión, ese día no hubo para la gasolina, cuando llegué a la escuela, vi que en la dirección habían tres cajas de revistas que el director regalaba como pan caliente. Al verme dijo -Buenos días maestra- Siempre me había dicho señora.
            El director llamó a  Laurita la secretara y le pidió  “Escriba esto; los niños Carrera Morales tienen beca a partir de hoy: colegiaturas, libros, uniformes, hasta que terminen la preparatoria.
            Volteó a verme y me dijo: -Ya no más preocupación por el inglés, ellos aprenderán un inglés perfecto.
            Salí de ahí con el documento en la mano. Parecía que volaba sobre ese inmenso patio, era inmensamente rica, traía doce pesos en la bolsa, mis hijos aprenderían inglés. Y yo seguiría pintando.

Comentarios

  1. La lucha por tus hijos es también la reivindicación de tu arte. Qué valeroso episodio.

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