Escribir en el Taller de Rosa Nissán ¡Un sueño! - Elena Elizabeth Cortés Arenas

 

Ilustración de Robert Neubecker

En mi trabajo pasan por mis manos variados libros para ser catalogados, a veces llama mi intención el tema, el autor, la bella portada, es cuando voy más allá de la catalogación y lo retengo para leerlo.

A principios de 2019 llegó a mis manos Novia que te vea, el título me pareció atractivo, a la autora no la había catalogado, al abrirlo mis ojos se posesionaron en el prólogo de una de mis escritoras favoritas: Elena Poniatowska.

                                  

Leí detenidamente palabras hermosas con las que presentaba la novela:

“Nunca he conocido a ser humano más natural y espontáneo. Rosa Nissán se adapta a la vida como una planta a la tierra, al sol.”…

Su única regla de conducta: su amor a los demás, sus manos cálidas, su sonrisa, su candente originalidad de solecito redondo que va rodando gozosa por todas las páginas de su Novia que te vea liberándonos al liberarse y dándonos el libro más fresco, más límpido, más puro, más intocado de estos últimos años.”

De inmediato comencé a leerlo, a envolverme e imaginar la vida de Oshi, verla caminar por las calles de la lagunilla, de imaginar a su papá, a su familia.

Quería conocer a la autora, saber de ella y manos al internet, la localice en la promoción de talleres “Autobiografía novelada” del Péndulo Polanco. ¡Escribir mi autobiografía de la mano de Rosa! Un sueño.

Anoté datos, horarios, teléfonos para información. Hablé y me inscribí a finales del mismo año.

El horario y el lugar me fueron complicados, toda una odisea para llegar, era  en mi horario laboral y la distancia me implicaba aproximadamente entre una hora y hora y media para llegar y lo mismo para regresar.

 Convine con mi jefa  salir a cierta hora y regresar a reponer mi tiempo de trabajo. Al llegar al Péndulo Polanco, al que no conocía, primero me sorprendió la librería-cafetería instalada en un bella mansión, me dirigí a la sala destinada para el taller, ahí vi  y escuche por primera vez a Rosa Nissán, me llamó la atención su voz, de tono alegre e infantil; me invitó a pasar y tomar un lugar en esa pequeña sala donde los asistentes poníamos toda nuestra atención a la maestra, pronto supe lo que era una escaleta.

Cuando Rosa pedía que leyéramos, por mi gusto por la lectura en voz alta, rápido levantaba la mano, me concedía la palabra. Recuerdo una experiencia muy grata en el taller: haber leído a dos voces con Rosa el excelente Poema de los dones de Jorge Luis Borges, fue un privilegio.

Resultó ardua la travesía para llegar al taller, salir veloz del trabajo recorrer en metro la ciudad de sur a norte, llegar derrapando y salir volando al trabajo.

Me agote. Comenté a Rosa mi situación, entonces me sugirió el horario vespertino del taller en su casa, agradecí y me presente en la siguiente sesión.

Llegue a su casa, tan hermosa y alegre como ella, con vegetación y poemas y consignas en las paredes. Una mesa enorme abarrotada de asistentes, ella en una de la cabecera, su asistente  muy gentil ofreciendo café o té, galletitas. Me pareció un grupo cohesionado con trabajo disciplinado dirigido por la maestra. Siguiendo sus instrucciones de leer un texto, poesía, etc., posteriormente  escribir un texto propio en cinco minutos, elabore dos o tres textos en las  sesiones del taller. 

Mi emoción se vio nublada en el tercer mes del año 2020 por la declaración de contingencia en todo el país a raíz de la pandemia de horror que hasta la fecha ha marcado nuestras vidas.

Dejé con pesar el taller, poco después me enteré de la puesta en marcha de los talleres en plataforma virtual, me incorporé hasta 2021, con la alegría de volver a ver a Rosa, escribir y ver nuestros textos en un blog.

Agradezco a  Rosa por anidar en nuestro ser el deseo de ser diferentes, de escribir y ser varios personajes, de darle voz y palabras a lo cotidiano, a lo corporal, a los silencios, a los deseos imposibles, a lo inconfesable, a los recuerdos que rondan nuestros cuerpos, sabernos valeros para alcanzar sueños, de eso está hecha la vida; por creer que podemos deshacernos en un instante y al siguiente volvernos a hacer; de empujarnos al asombro con nuestra propia vida; de darnos aliento para no atorarnos en el camino y sí sucede, luchar a contramarea para salir de ahí.

Sobre todo agradezco su ejemplo de ser libres para amar la vida.

Comentarios

Entradas populares