La vida como una orquesta - Marichoni
La
actitud es tan importante
como la
habilidad.
Walter Scott
Al nacer, empecé a tocar la música con la que venía desde siempre, una música única. No había sonado nunca ni se volverá a tocar porque es mi propia música.
Para tocarla he tenido que utilizar toda
una orquesta, con sus distintos instrumentos.
En mi
infancia incluí puras cuerdas, violines que sonaban a aprendizajes, a inicios
que, a veces, se escuchaban sin total armonía y había que volver a practicar
porque el aprendizaje logrado no era suficiente para producir hermosura.
En la adolescencia introduje el piano, y
con su majestuosidad, fue más difícil lograr la armonía, pero con mucho
esfuerzo y una firme reflexión, mi orquesta empezó a tocar con belleza.
Entonces introduje los alientos y decidí
ser maestra porque necesitaba el aire fresco de los alumnos para unirlos a la
orquestación de mi vida, aprendiendo a respirar la inocencia y la confianza con
la que se dejaban guiar.
Me preparé con mayor fuerza y elegí quien
me acompañara para dar mi primer concierto, el nacimiento de mi primer hijo y,
tocó también mi orquesta que volví a hacer conciertos públicos, fueron cinco en
total, a cual más de hermosos y diferentes.
¡Sorpresa! Cuando me di cuenta que esos
cinco conciertos se multiplicaron porque cada uno decidió tocar el suyo propio,
con su personal orquesta, con otra armonía y otra combinación de sonidos, con
otros ritmos y con otra partitura; mi orquesta se convirtió en audiencia y pudo
admirar ese nuevo resultado.
Y ahora hay que combinar las múltiples
orquestas, saber quién toca, en qué tiempo y con qué instrumentos, para que nos
escuchemos y, en ciertos momentos, nos propongamos, tocar una melodía todos
juntos, compartiendo la belleza y el ritmo que tenemos en común.
Muy bello! Toda una partitura de la vida con sus bemoles, sus diferentes claves, sus pianisimos y fuertes, sus tiempos lento y acelerados.
ResponderBorrar