Las calles del destino - Esther Solano

 

Made in Japan (La Grande Odalisque), Martial Raysse, 1964.

He caminado, transitado, manejado, rolado y trajinado una variedad de calles. Algunas perfectamente asfaltadas, otras adoquinadas, empedradas, de terracería o apenas esbozadas entre la maleza. Elevadas, subterráneas, bordeadas por el mar o franqueadas por montañas.

He andado por calles con nombres de héroes, playas, números, nombres de mujer, doctores, ríos, montañas, bosques, países, estados, ciudades, metales preciosos, oficios, pintores, músicos, hechos patrióticos.

Tengo una amiga que vive en la calle Ocaso, a veces, cuando la visito, equivocadamente tomo la calle Crepúsculo, para regresar tengo que hacerlo por Amanecer, sí un cliché. En esos momentos, me siento un poco Salma Hayek.

Los nombres de las calles que andamos deben tener efecto en nuestras vidas.

Pasear por calles con nombre de filósofo seguramente ha provocado que cuestione la existencia.

Caminar por avenidas con nombres de lugares lejanos despierta mi curiosidad, mis ganas de viajar, de ver los lugares con mis propios ojos, al doblar la esquina murmuro para mis adentros – Toto, creo que ya no estamos en Kansas – me recibe la calle Nueva York e invariablemente evoco el puente de Brooklyn y la vista de la estatua de la libertad.

Imagino que, así como hay gitanas que leen la mano, mi destino podría haberse leído en un mapa de las calles que han conformado mis caminos.

Esta adivinadora que me miraría a los ojos y mi mapa alternativamente entonces diría:

-      Habrá poesía en tu vida. Conocerás un hombre nacido en el Occidente, su presencia en tu vida, fragante y breve, como las jacarandas.

Aquí se ve … grieta, fuego, granizo … mmmhhh topes, calles cerradas. Tiempos difíciles, sin duda.

Finalmente, con voz profunda y el esbozo de una sonrisa diría:

-        No es la ruta más corta, ni la más sencilla. Pero, estate tranquila, Revolución cruza en algún punto con la Calle 13 y desemboca en Independencia.

Ve a transitar los caminos de tu vida, falta mucho por andar y otros tantos futuros por construir.

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