Preguntar ¿Para qué? - Marichoni

 


    ¿Cuántas preguntas me habré hecho en la vida? Muchas: ¿Por qué murió mi mamá si parecía que todavía no era su tiempo? ¿Por qué ya no está Alejandra y ya no toca su violoncello? ¿Por qué esa idea de educar en la libertad a mis hijos, a esos pequeños que creí que no crecerían y cuando lo hicieron, se fueron lejos? Y me quedé en casa escuchando sólo el tic tac de los relojes en ese lugar que llamamos hogar ¿Por qué ese esfuerzo cotidiano que hago con creatividad para lograr la trascendencia resulta pequeño?...

    No, no más preguntas para guardarlas en los cajones del corazón. La única con la que me quedo es: ¿Cómo quiero responder a las circunstancias de la vida? no, no es de la vida, es de mi vida.

    Responder, dar respuesta, actuar como contestación a las incógnitas…  Es allí donde veo el significado de cada día, de cada experiencia que tengo que asimilar después de vivirla.


  Entonces entra en calma el espíritu y vuelvo a sonreír, a descubrir por breves momentos la felicidad, que a veces se presenta de forma inesperada, en el mensaje de: Mami te amo, que descanses, Abi ¿cómo estuvo tu día en la escuela?, Abuela, ¿cuándo te vamos a ver? Miss, le escribí una carta porque quería decirle que el tiempo que estuve con usted, fue la mejor etapa…

Así a las preguntas que surgen, vuelvo a responder: hago lo que descubro que vale la pena, hablo cuando puedo dejar una huella, pido sólo lo que me pueda dar la vida…  y así, descansar en lo que se puede lograr o, tal vez, en lo que ni siquiera puedo imaginar…

 


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