ANILLO DE COMPROMISO - Patricia de los Ríos
Sin embargo, la pandemia me ha convencido de la bondad de la idea y si sobrevivo, me casaré conmigo misma, pues he descubierto que soy un buen partido. Este año estoy de sabático y desde enero le comuniqué a la señora que hace mi casa que viniera tres veces por semana: dos para el cuidado del departamento y la ropa y una para hacerme de comer, congelando platos que duraran los siete días. No se sí fue el destino, pero el hecho es que en enero se enfermó y yo tuve, por primera vez, en mucho tiempo, que ocuparme de mi departamento. Me di cuenta de mi escasa experiencia como ama de casa, tuve que poner una escalera, para alcanzar algo tan sencillo como un paquete de arroz, que además estaba vencido.
Lo cierto es que he tenido la suerte o la desgracia de que en todos mis trabajos me han dado de comer de modo que yo era, como un hombre, quien solo sabía hacerse de desayunar y unas quesadillas para merendar. Decidí que ni iría diario a comer fuera, ni dependería de ella, así que me compre una vajilla para el sabático y una batería de cocina de las que salen en la tele, amén de hacer una despensa de lo que un ama de casa necesita.
Yo que, en las Diosas de cada mujer, siempre me había identificado con Artemisa o con Atenea, ahora me encomendaba a Hestia, reina del hogar para lograr aprender a cocinar y no morir en el intento y no solo eso, sino que descubrí varios rincones que la señora Mari, nunca había tocado de modo que también invoqué a Higía, diosa de la limpieza. Ya casi tenía un altar de protección, completo. En eso estaba cuando llegó el día de irme de peregrina a la India, pero esa es otra historia. Cuando regresé, de emergencia, el 21 de marzo me había convertido en población de riesgo por la edad, que no por obesidad o diabetes y que tenía que permanecer en mi casa.
A medida que pasaron los días y el calor aumentó, mi creatividad en la cocina se fortaleció. No solo preparé gazpacho por mi origen andaluz, sino sopas frías de pepino, zanahoria y betabel. Guardadas en frasquitos esterilizados de cristal y eso únicamente para empezar, después he cocinado platos variados de carne, pescado, pollo y postres, desde fruta natural hasta pasteles. Confieso que para el tema de la limpieza mi diosa tutelar me recomendó que comprara un robot aspirador y así lo hice, con lo cual se nota que también soy una mujer de vanguardia en cuanto a tecnología
Obviamente saber cocinar y limpiar es algo que cualquier mujer sabe hacer y eso no la convierte necesariamente en un buen partido, pero además de eso yo llevo 20 años viviendo sola, que se cumplen en este cabalístico 2020 y en esos años me he hecho buena amiga de mi misma. Mi misma y yo no nos enojamos, nos divertimos, nos la pasamos bien juntas, nos interesan muchas cosas y hasta puede decirse que nos amamos. Y también además de cocinar y limpiar, tengo trabajo, soy una mujer solvente e independiente, de manera que puedo mantenernos y como nos hemos cuidado no estamos de mal ver, para la edad que tenemos.
Si Joaquín Sabina le ha pedido matrimonio a la mujer con la que vive hace 20 años, porque yo no haría lo mismo. Incluso pienso darle a mi misma, mejor llamémosla Eugenia, puesto que tengo dos nombres, un anillo de compromiso. En la invitación se podría decir que Patricia y Eugenia invitan a ustedes a la ceremonia nupcial, que tendrá lugar en tal fecha etc. etc.
Esta decidido, en cuanto pase la pandemia Eugenia y yo nos casaremos, haremos una gran fiesta a la que estarán invitadas y viviremos felices para siempre como en los cuentos.
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