Eterna Aprendiz - Marichoni
Este tiempo de encierro me ha permitido
identificar elementos que, en la vorágine de la cotidianidad, no había
considerado: estar sola por mucho tiempo y necesitar sentirme feliz con ello. No
tener la posibilidad de correr a ver a mis hijos, ni a mis nietos y aceptarlo
como algo inevitable. Ver la forma de resolver cualquier cosa, puesto que no
había nadie a quien delegar y, tantas cosas vividas a partir de la. nueva
realidad.
Hasta antes de esta experiencia, yo creía
que todo era una posibilidad, que lo que se me presentaba por delante, lo podía
asumir: ¡Qué lujo!
Ni imaginar una realidad desconocida, ni pensar
tomarla en cuenta.
Ahora soy consciente que tengo que verme
como eterna aprendiz de la vida. No conozco lo que sucederá el día de mañana,
antes hacía horarios, actividades en calendario, programaba casi con la certeza
de realizar lo que se me ocurriera y… de un momento a otro, cambió el
paradigma. Encontré lo impensado y lo impensable, me latió el corazón y conocí
el miedo, centré la atención en la salud porque la encontré en posible riesgo, eterna
aprendiz de la vida.
Y me vi reconociendo que la búsqueda era la
misma: estar feliz ¿con qué? Con lo que hallaba como oportunidad sin poder salir
de casa, sin poder visitar a nadie, en el encierro obligado.
Sin embargo, el cielo, el mar, las calles,
la gente seguían estando más allá de la puerta, la que ahora abro con cautela y
si puedo, me escondo tras ella y si salgo, lo hago con una máscara, que no me
reconozca ni el mal ni la gente, a la que no me acerco y… sin embargo, el
cielo, el mar, las calles, la gente siguen allí.
Pero como ahora estoy consciente que soy aprendiz
de la vida y mi búsqueda es estar feliz, no ser feliz, pues eso no existe,
me adapto, acepto, tengo paciencia, antes nunca la tuve, porque elijo vivir y
mi búsqueda se llena de esperanza y de fe, creyendo que esto algún día
terminará, cambiará y abriré la puerta de par en par y veré el cielo y el mar,
correré por las calles y me congratularé de la gente que está allí. Si, soy
aprendiz de la vida.
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